A la ilusión de hacerse con una casa nueva, le sigue la incertidumbre de ¿nueva o de segunda mano y reformo? Es una duda de lo más habitual, y hemos querido saber qué opina nuestro compañero Manuel Gutiérrez, Arquitecto Técnico de Re/Max Grupo Urbe Team Rico, sobre cuáles pueden ser las ventajas (o no), en uno u otro caso.
Para Manuel, hay que tener varias cosas claras antes de tomar esa decisión. “Esta duda suele ser muy habitual entre la gente que está empezando a mirar. Y no es lo mismo el que busca para vivir que el que busca para invertir. Una de las razones que lleva a plantear la opción de segunda mano es considerar que el precio de compra más la reforma, siempre va a ser más barato que uno de obra nueva. Y, o se hacen bien los números e inviertes poco, o esta es una opción que no sale tan rentable como parece. Además de que, un piso no se revaloriza tanto si está reformado, contra lo que pueda pensarse: impuestos, plusvalías, obra, iva de la obra, y como estás obligado a vender en más, no te va a salir la operación”.
Las ventajas y desventajas de cada opción parecen más o menos razonables aunque nos dejemos llevar por arrebatos momentáneos. “Si compras para reformar, siempre puedes hacerla a tu gusto, aunque eso sí, si es una reforma integral, antes de comprar asesórate con quien te vaya a hacer la obra (tabiques, tuberías…) Qué partido le puedes sacar en bruto al espacio. Pide plano, que tenga cota o a escala, mira las entradas de luz de la casa, ¿admite la reforma que quieres?, ¿qué luminosidad tiene realmente?, etiqueta de certificado de eficiencia energética… Aquí tienes que tener en cuenta que no vas a poder entrar a vivir de manera inmediata si quieres hacer obra, y hay que recordar que aunque tú reformes tu casa, la finca no siempre va a cumplir con ciertos estándares o comodidades que poseen ahora las casas de obra nueva”.
¿Y si es obra nueva? “La mayor ventaja es que, si te gusta lo que ves, lo compras a estrenar y puedes ir a vivir en cualquier momento. Aparte de que te aseguras que la finca cumple con calidades y normativas actuales, y que no habrá más desembolso económico, al menos a priori o para temas de reformas. Eso sí, es probable que sea muy impersonal, es decir, que no hayas podido decidir mucho sobre distribución, acabados, materiales, cambios… La realidad es que, todo el mundo si pudiera, elegiría obra nueva, pero sobre todo en las grandes ciudades, eso es bastante improbable”.